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Editorial

  • IEDentity
  • "Phygital"
  • Número 04 - 11 de junio de 2018
IEDentity Magazine
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Habitantes del tránsito a un espacio aumentado, gracias a la digitalización de nuestra cotidianidad, descubrimos cada día nuevas formas, funciones y significados que deben ser replanteados, igual que otras concepciones como la de espacio público, hoy convertido en una gran esfera de comunicación. En esta esfera pública, entendida como lugar de participación, es donde se debería determinar el orden social, ¿pero es un lugar de decisión o corremos el riesgo de perdernos en el caos informacional de un nuevo modelo?

En efecto, es el momento de las preguntas, sobre todo en lo que concierne al devenir de este proceso de innovación. ¿Sigue un destino único? ¿Cuáles son los ámbitos idóneos desde los que plantear otras relaciones y mercados? ¿Qué nuevas necesidades y oportunidades están apareciendo?

Sin duda, en este extraordinario escenario aparece un nuevo paisaje que modifica nuestro imaginario y en el que emerge un espectacular campo de posibilidades. Pero para que esta apertura realmente se convierta en una coyuntura favorable, hace falta reflexionar sobre nuestro progresiva inmersión en el flujo constante de información.

Es este contexto es fundamental el concepto de “nodo”, cruce de caminos desde el que explicar los tránsitos que fluyen entre espacios físicos y digitales, con una particularidad: estos nodos se interrelacionan sin que se imponga jerarquía alguna, construyendo una tupida red de relaciones que está modificando las prácticas sociales y, por supuesto, toda cultura del proyecto.

Es por ello que el nodo IEDentity debe dar protagonismo a diversas voces y puntos de vista sobre estos fenómenos, que deberían propiciar nuevos ecosistemas de investigación y producción. Así lo entiende una colaboradora brasileña del IED, Karina Israel, quien reivindica momentos en los que lo físico se encuentra con lo digital para plantear nuevas formas de experiencia y compromiso, es decir, ver los horizontes de lo que se ha denominado “phygital”. Estas son realidades presentes en las discusiones conceptuales dentro del IED, como pone en evidencia su Digital Design Lab, desde el que Javier Maseda propone nuevas modalidades de curso y el rastreo de nuevas tendencias, compartidas ahora con todo el network IED en este número. De ahí también la importancia de contar con nuestro profesorado, representado en esta ocasión por Lorenzo Ruggieri, quien aporta datos y reflexiones actualizadas sobre nuestra cotidianidad digital, para anticipar necesidades y aumentar la eficiencia.

Todo ello se une ahora a la descripción del universo IED desde la consciencia de un hecho, como si Carlo Emilio Gadda estuviera presente: “conocer es insertar algo en lo real y, por tanto, deformar lo real”. De ahí la exigencia de descubrir lo que ocurre en nuestras sedes, enciclopedias abiertas desde las que volver a pensar el diseño de las cosas, que desde siempre se ha situado como el umbral entre natural y artificial.

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