Hasta hace relativamente poco la labor del artesano ha sido injustamente englobada en la categoría de mano de obra, una pieza del engranaje productivo a la que no se ha prestado la importancia que merece pero ¿y si cambiamos tal paradigma y nos atrevemos a cambiar las jerarquías poniendo el foco en la cadena de valor? ¿Qué ocurre entonces?
Vivimos una época de fructífera colaboración entre diseño y artesanía, donde la revalorización de la artesanía aporta nuevas formaas de expresión y un valor diferencial respecto al objeto industrial. Pero en esta asociación conviene considerar que esta forma de creación y producción se ha visto transformada en los últimos años por la emergencia de nuevas vías de desarrollo y, sobre todo, por la incorporación de nuevas herramientas tecnológicas y la activación de nuevos procesos colaborativos.
En el último número de IEDentity partíamos de la necesidad de pensar más allá de las disciplinas tradicionales. Ahora invitamos a idear otro tipo de procesos donde la interdisciplinaridad no es mera retórica, sino la verdadera esencia de las dinámicas dentro de un nuevo paradigma. Y en este contexto, nos detenemos a reflexionar sobre el renacer de la artesanía, pleno de oportunidades, especialemnte si establecemos la tecnología como un medio y ampliamos la reflexión al marco de problemas en los que deberá intervenir.
Asistir al esquilado de una llama, contemplar las caprichosas formas de las pompas de jabón u observar la impronta manual de los productos artesanales… poner el foco al fin y al cabo en gestos pequeños y olvidados que actualmente cobran relevancia, pues son -como podremos comprobar en este número- el inicio de nuevos y grandes caminos metodológiocos todavía sin transitar.
En cualquier caso, a pesar del carácter innovador de la tecnología, hay que insistir en la importancia de la construcción de sistemas que nos permitan crear nuevas formas y abrir nuevas dinámicas de colaboración, muy presente en este número con la aparición de departamentos dentro del IED como REC. Se trata de proponer nuevas estrategias que hagan posible la colaboración entre saberes diferentes y entre lugares a distancia para desarrollar nuevas realidades. Sin duda, puede ser un motor más de innovación que la sinergia entre sedes IED puede aprovechar.
De ahí a nuevos modelos pedagógicos hay un paso, que pueden propiciar otras formas de aprendizaje y participación capaces de responder a los desafíos de un mundo cambiante y complejo. Por tanto, se vuelve más que necesario desarrollar métodos eficaces de aproximación al proyecto y la innovación, como plantea Mauro del Santo.
Así, la mejor manera de ilustrar estos procesos es con casos prácticos y conociendo los proyectos que se están realizando en las sedes IED, como ya hemos visto en números anteriores, donde más allá de la revalorización de la artesanía, y sus posibilidades de comunicación y comercialización, nace una enseñanza ética basada en una colaboración innovadora, honesta e igualitaria, capaz de imaginar un mundo mejor que genere otras formas de relación y creación. ¿Seremos capaces de dar forma a esta utopía? Siguiendo nuestra temática, pongámonos manos a la obra y, con la precisión de un artesano, tracemos un itinerario en este mapa todavía por configurar.